Resulta que me había topado con un lucrativo rincón del mercado de salud llamado departamentos ambulatorios hospitalarios (HOPD, por su sigla en inglés). En ellos se dispensan algunos de los mismos cuidados ambulatorios —colonoscopias, radiografías, inyecciones de medicamentos— que en los consultorios médicos y las clínicas. Pero como se consideran parte de un hospital, pueden cobrar precios de hospital por los servicios ambulatorios, aunque los pacientes no estén tan enfermos como los hospitalizados. Como estos centros no tienen necesariamente el aspecto de un hospital, los pacientes pueden ser engañados con facilidad y acabar llevándose sorpresas económicas importantes. Soy un doctora que trabaja diario en un hospital, y me engañaron.
A partir de 2022, la ley federal en Estados Unidos protege a los pacientes de facturas sorpresa si son atendidos sin saberlo por médicos fuera de la red. Pero no hay protección federal para los pacientes que, sin saberlo, son tratados en filiales hospitalarias que cobran precios altos y que parecen consultorios médicos normales o clínicas de urgencias. Se necesita una normativa federal que, como mínimo, obligue a los centros a ser francos con su sistema de precios y, lo que sería aún mejor, a eliminar por completo esta diferencia de precios. De lo contrario, los pacientes seguirán enfrentándose a facturas inesperadamente elevadas que la mayoría de las personas no pueden costear.
Un estudio sobre precios reveló que los HOPD cobraban un promedio de 1383 dólares por una colonoscopia, en comparación con el promedio de 625 dólares en la consulta de un médico o en otros centros que no son HOPD. Una resonancia magnética de rodilla costaba, en promedio, 900 dólares, frente a 600 dólares. La quimioterapia y otros medicamentos cuestan el doble. Los ecocardiogramas cuestan hasta tres veces más. Gran parte de estos costos se deben a las tasas de hospitalización, que aumentan mucho más deprisa que otros costos médicos.
La Asociación Estadounidense de Hospitales justifica estos costos argumentando que los pacientes atendidos en los HOPD están más enfermos que otros pacientes ambulatorios. Pero eso no hace que los procedimientos que se realizan en estos centros sean más complicados; un ecocardiograma ambulatorio, por ejemplo, es básicamente el mismo independientemente del paciente. Si la enfermedad de un paciente complica el procedimiento, hay formas legítimas de contabilizarlo y facturarlo.
En diciembre, la aseguradora Blue Cross Blue Shield descubrió que los HOPD cobraban mucho más que los consultorios médicos por determinados procedimientos. (Las biopsias de próstata, por ejemplo, cuestan más de seis veces más). Los HOPD resultan ser un atractivo plan de negocio para los hospitales que están adquiriendo agresivamente consultorios médicos. Cuando se producen estas adquisiciones, los precios suelen subir, ya que ahora los pacientes son atendidos en “instalaciones hospitalarias”.